lunes, 1 de septiembre de 2008

El libro que debía leer José Obdulio Gaviria

El asesor presidencial, José Obdulio Gaviria, ha puesto de nuevo el tema del paramilitarismo sobre el tapete: según la revista Cambio, el acucioso alto consejero está difundiendo la versión de que "el paramilitarismo no existe hoy", pero no solo niega la evidencia del poder de los violentos, sino que afirma decididamente que "nosotros no tenemos desplazados". Según él quienes recorren las calles y carreteras con sus precarios recursos en un atado son solo "migrantes", el resto son "la gente que se fue del país, clase alta y media".

Es por la confusión que se está gestando, que es importante aproximarse al fenómeno del paramilitarismo y su evolución de una manera sistemática, porque las autodefensas del Magdalena Medio en verdad ya no existen, ni los paramilitares de Fidel Castaño ni los de "Doble Cero", pero los discípulos de Jahir Klein, los ejércitos de protección de los narcos y terratenientes de ciertas regiones siguen existiendo y son, si se estudia la historia con seriedad, herederos de esos grupos precursores y promotores de un cambio en valores y sistemas de vida, que ha marcado a Colombia desde los primeros años de los ochenta en el siglo pasado.

La tarea de realizar este análisis e iniciar un debate acerca del verdadero papel que han jugado los grupos armados ilegales de derecha, tiene ya un primer referente en un libro aparecido este año con el título de "Paramilitares: la Modernidad que nos tocó" del académico Alfonso Otero. Este trabajo de reconstrucción histórica y de interpretación del fenómeno paramilitar tiene como base el marco teórico de un importante sociólogo moderno, Zygmund Bauman, pero más allá de su contenido académico, el autor elabora una periodización de las diferentes etapas por las que ha atravesado este fenómeno. La recuperación de esta historia ayuda a entender su evolución, las influencias que tuvo y a la vez las consecuencias y resultados de su accionar, no solo en términos de resultados económicos, militares y electorales, sino que explica cómo se modificaron valores e ilusiones de los jóvenes, en especial de los estratos populares, por efecto de la influencia de los grupos armados.

Es por ello que este texto es una primera respuesta a las afirmaciones del consejero presidencial, pues al reproducir la historia y mostrar los cambios acontecidos al interior de los grupos ilegales, el autor va ilustrando al lector acerca de como los grupos y comunidades se fueron transformando, frente a los acontecimientos. Cuando se entiende cómo se fueron modificando los objetivos, los métodos y las prácticas impuestas por los paramilitares, se comprende porque las "Águilas Negras", esa fuerza violenta en ascenso, son herederas de los grupos paramilitares, y de ninguna manera son, como afirma el consejero Gaviria, una "marca creada para hacer aparecer amenazas cuando convienen las amenazas". Algunas, muy pocas, de las víctimas pueden dar fe de su existencia, sin embargo la mayoría no pueden contar la historia, pues la eficiencia de sus métodos garantiza el silencio de sus enemigos.